La encimera es el elemento decorativo de la cocina que más se deteriora y sufre desgaste, rayaduras y manchas de algunos líquidos utilizados. Aún así existe una gran oferta de materiales con distintos grados de resistencia a los diversos usos.
En su mayoría una capa de laminado estratificado (formica) pegada sobre una base en aglomerado. Muy utilizados por su precio, tienen ciertos inconvenientes si no se cuida en su instalación con perfiles adecuados en sus juntas, sobre todo en la zona de aguas.
Con un aspecto profesional, hay que aceptar las posibles rayaduras como parte de su estética, aunque existen ya acabados que las disimulan algo. Se pueden soldar directamente los fregaderos, logrando así encimeras contínuas muy higiénicas y decorativas en el conjunto de su cocina.
Muy porosas en su mayoría, pueden tratarse con hidrofugantes. El mármol es el más conocido y utilizado.
Es el nombre de la marca más conocida en este tipo de encimeras sintéticas con muchas ventajas a su favor. Son un aglomerado de resinas y cuarzo con un gran muestrario de colores. Se pueden conseguir encimeras contínuas sin juntas además de poder conseguir en una pieza el fregadero como en las de acero inoxidable. Altamente higiénicas, se pueden obtener mesados verdaderamente caprichosos en cuanto a formas y diseños.
Con una estética muy agradable, tienen alguna limitación por las rayaduras aunque se pueden utilizar en alguna zona delimitada, dándole así una apariencia muy cálida a la cocina.
Ofrecen una gran resistencia a las manchas. Son una amalgama de polvos de cuarzo y las marcas existentes, con mayor o menor porcentaje de resinas, ofrecen un abanico muy amplio de colores. Soportan mal las temperaturas muy elevadas pero las rayaduras son fácilmente corregibles. Las firmas más conocidas, Silestone y Compac, ofrecen posibilidades cromáticas similares.
La gama de colores es más amplia que en la piedra
aunque son los de importación los que ofrecen más
opción de colores con vetas y acabados exóticos.
Son muy resistentes a las rayaduras.